viernes, 5 de marzo de 2010

LA OTRA LUZ DE LAINEZ. POR DANTE LAZZARONI

Francamente esta Laínez desconcierta. Por la ventanilla los paisajen se fugan y pienso que nunca he visto un paisaje de Juan Ramón y algunos piensan que no es pintor completo porque no ha abordado el paisaje, y es que a Laínez no lñe hizo falta ver paisajes de afuera, porque si se tiene un universo dentro realmento no hacen falta los pinos. las montañas y los valles; lo que sí cuenta para Laínez es el viento, el agua, el mar inmenso embravecido o quieto o lo que estos elementos sugieren. No le einteresa la luz del sol como a los impresionistas, porque la luz que en sus cuadros se percibe, él la tiene dentro; es como una luz de luna-mujer que le subyuga. ¿Qué otra luz podría ser tan misteriosa y fascinante? Sus cuadros nacen después, mucho después de sus vivencias, pareciera ser que tamizara lo vivido y con un sentimiento luminoso ilumina y da importancia a lo que realmente tiene para él, así surge la obra de este pintor uraño e introvertido que se comunica más con la mujer, los gatos, los niños y con los signos de su pintura. sus colores grises son tan extraños como delicados, correspondiendo más a una intención interna que a una realidad concreta (Luz Solar).
Podría pensarse que estos colores grises tan delicados como los rostros, brazos y manos de mujer son fáciles de lograr, aquí y allá en el cuadro, pero lo que no resulta fácil es lograr la unidad del mismo, porque es corriente pensar y discutir sobre el dibujo, color y composición, etc. pero lo que no es corriente es poner en la mesa para comer: dibujo, color y misterio; los dos términos primero se pueden engullir... pero y misterio?
Este elementoo como lo mágico-abstracto ha campeado siempre en la pintura de Laínez. Ahor que está renaciendo después que se arrinconó a vivir u pedazo de su vida, tal vez un poco egoísta, ha querido darle vuelta a la otra parte de este exquisito libro y participarnos qué es lo que dicen esas páginas (sus cuadros). Creo que a veces releee y brota la nostalgia, los velos ondulantes y rasgados y otras transparentando deliciosos rostros, delicadas manos y virginales senos de mujer, inocentes caritas de niñpos enigmáticos, gatos, peces alfileterados, cuerpos- generalemente bustos de mujer- testimoneando momentos, años a veces vividos por Juan.
Este pintor pareciera ser un enorme texto existencial, su vida la lleva escrita dentro, hecha de soplos de recuerdos que dan vuelta a sus páginas, las vive de nuevo tan intensamente que en vez de lamentarse, pinta.
Este pintor realmente es raro -La gente les dice locos a estos artistas- cuidado. Lo que pasa es que tiene, es decir, que es poseedor de algo que no es común; hace muchos años lo conozco y cada vez que hablamos le conozco más o quizás menos, sutil pero incisivo en sus críticas, suave y profundo al charlar, siempre que lo quiero llevar a lo prosaico él sublima el tema,e s decir, que lo que yo expongo un tanto ligero él crea imágenes pictóricas y poéticas, una gran lección... Ocutbre 13, de 1986.

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