FOTO: EL PINTOR POSA JUNTO AL CUADRO "CABEZA DE ARTISTA" CON EL QUE OBTUVO EL GRAN PREMIO DEL SALON ANUAL DE PINTURA DEL IHCI,1964
En el Instituto Hondureño de Cultura Interamericana se presentó la exposición de quince cuadros del pintor Juan Ramón Laínez. Al solo entrar al salón se ve que hay para este pintor una perenne evolución.
Expone can claridad su concepto, de que emanciparse de lo tradicional es ir de lo subconsciente a los consciente, contrayendo compromisos todavás más severos. ES darse a sí mismo sus leyes, ponerse sus obstáculos pra irlos venciendo.
Afianzar lo vivo en los pedazos sueltos de la materia, darle transformación definitiva a la imagen pictórica que al pasar de la esperanza abstracta a la realización concreta, no es más que una forma de descubrir que en las cosas se puede encontrar algo superior a las cosas: la fuerza sensual y creadora del espíritu.
La pintura de Juan Ramón Laínez se afianza en lo vital, en lo que aunque no está ahí, está reinventado por él: como el hombre.
Porque la realidad no solamente es la que con los ojos vemos, sino la que intuimos hasta con los mismo ojos.
Por eso lo real en la pintura de Juan Ramón´no está visible, pero sí auténticamente real en su significación, con vida propia.
No porque el pintor rehuya ver, sino por la sobrecogedora clarividencia con que vé.
Puede ser también una forma de inquietud, de sobresalto y hasta de angustia. La propia afirmación desgarradora de la pesonalidad del artista, siempre queremos ir más lejos.
Juan Ramón Laínez acumula energía para darle expresividad a sus cuadros como si aislado, sin eslabones, buscara un punto de apoyo, en un chorro de sangre derramado en lo terrorífico del perfil de un edificio, que parece ser una máscara, en la naturaleza que brota multiforme, no se sebe dónde, si en la tierra, en el mar o lo lóbrego de una noche.
El valor de sus cuadros no está en el color, ni en el dibujo, está en la materia, y ni siquiera en ésta, está en lo que sugieren. La sorpresa no se constriñe en Juan Ramón Laínez como algo inesperado. Dentro de la sorpresa puramente estética, se da con frecuencia la sorpresa de los detalles. Apenas existe una línea suya que no lleve en sí un elemento sorpresivo, hay en él un marcado desprecio a lo superfluo, a lo puramente efectista, al truco.
Llama la atención la dignidad con que este pintor trata los temas que realiza,s e palpa que su interés está únicamente en la pintura, y por la pintura misma.
Esta exposición fue organizada casi como una despedida para su próximo viaje a Europa con una beca. Sus amigos, no muchos, pero eso sí, buenos, y que le quieren se han interesado.
Al decirle adiós, quedaremos esperando, pero con la seguridad, de qu nuestro entusiasmo por él no se quedará sin respuesta, y afirmativa.
REVISTA PRESENTE. HONDURAS,CENTROAMERICA. Mayo, 1965.
Escribe: Clementina Suárez. Pintora hondureña QDDG
Responsable del blog: Adriana Laínez. 2009.
En el Instituto Hondureño de Cultura Interamericana se presentó la exposición de quince cuadros del pintor Juan Ramón Laínez. Al solo entrar al salón se ve que hay para este pintor una perenne evolución.
Expone can claridad su concepto, de que emanciparse de lo tradicional es ir de lo subconsciente a los consciente, contrayendo compromisos todavás más severos. ES darse a sí mismo sus leyes, ponerse sus obstáculos pra irlos venciendo.
Afianzar lo vivo en los pedazos sueltos de la materia, darle transformación definitiva a la imagen pictórica que al pasar de la esperanza abstracta a la realización concreta, no es más que una forma de descubrir que en las cosas se puede encontrar algo superior a las cosas: la fuerza sensual y creadora del espíritu.
La pintura de Juan Ramón Laínez se afianza en lo vital, en lo que aunque no está ahí, está reinventado por él: como el hombre.
Porque la realidad no solamente es la que con los ojos vemos, sino la que intuimos hasta con los mismo ojos.
Por eso lo real en la pintura de Juan Ramón´no está visible, pero sí auténticamente real en su significación, con vida propia.
No porque el pintor rehuya ver, sino por la sobrecogedora clarividencia con que vé.
Puede ser también una forma de inquietud, de sobresalto y hasta de angustia. La propia afirmación desgarradora de la pesonalidad del artista, siempre queremos ir más lejos.
Juan Ramón Laínez acumula energía para darle expresividad a sus cuadros como si aislado, sin eslabones, buscara un punto de apoyo, en un chorro de sangre derramado en lo terrorífico del perfil de un edificio, que parece ser una máscara, en la naturaleza que brota multiforme, no se sebe dónde, si en la tierra, en el mar o lo lóbrego de una noche.
El valor de sus cuadros no está en el color, ni en el dibujo, está en la materia, y ni siquiera en ésta, está en lo que sugieren. La sorpresa no se constriñe en Juan Ramón Laínez como algo inesperado. Dentro de la sorpresa puramente estética, se da con frecuencia la sorpresa de los detalles. Apenas existe una línea suya que no lleve en sí un elemento sorpresivo, hay en él un marcado desprecio a lo superfluo, a lo puramente efectista, al truco.
Llama la atención la dignidad con que este pintor trata los temas que realiza,s e palpa que su interés está únicamente en la pintura, y por la pintura misma.
Esta exposición fue organizada casi como una despedida para su próximo viaje a Europa con una beca. Sus amigos, no muchos, pero eso sí, buenos, y que le quieren se han interesado.
Al decirle adiós, quedaremos esperando, pero con la seguridad, de qu nuestro entusiasmo por él no se quedará sin respuesta, y afirmativa.
REVISTA PRESENTE. HONDURAS,CENTROAMERICA. Mayo, 1965.
Escribe: Clementina Suárez. Pintora hondureña QDDG
Responsable del blog: Adriana Laínez. 2009.
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